No hay otro sector con tanto control sobre el pulso de la ciudad como el comercial. Gasteiz revive al fin de la mano de cientos de establecimientos que cerraron a principios de mes, aunque cada vez son más los que no llegan a apagar las luces.
La ciudad empieza al fin a bombear vitorianos. Sucede siempre que el mes estrella del éxodo estival se acerca a su último suspiro. El flujo de visitantes en el centro se ralentiza y el desierto de los barrios empieza a pintar palmeras, dejando paso a la rutina ajetreada de siempre. Es la crónica de una resurrección anunciada, ésa que ahoga el recuerdo de las vacaciones con el pitido del despertador como un garabato borroso. Ayer, el guión volvió a reescribirse. Y se notó mucho, sobre todo a pie de lonja. No hay otro sector como el de servicios con tanto control sobre el pulso de la capital alavesa. Cientos de comerciantes que habían bajado la persiana de sus locales durante las fiestas o justo a continuación despegaron el cartel de cerrado hasta el 25 de agosto. Fueron mayoría dentro y fuera de la antigua circunvalación, aunque no tanto en el centro. Cada vez son más los negocios del corazón gasteiztarra que trabajan en la época dedicada históricamente al descanso. A unos les anima la necesidad de aplacar la crisis, a otros la posibilidad de explotar el tirón turístico y hay quienes aprovechan que pueden organizarse en turnos para espabilar la urbe con sus latidos. Un comercio vivo es, y ellos lo saben, una ciudad viva.
A Marta Bengoechea casi le dio apuro apagar el destello de Joyerías Jolben durante diez días. "La mentalidad del buen comercio es estar abierto y, afortunadamente, empieza a ser una mentalidad cada vez más generalizada. Pero, claro, dentro de las circunstancias de cada uno... Nosotros cerramos por las vacaciones del personal y porque nuestro producto no puede beneficiarse tanto del turista, que es el perfil prioritario de clientes en agosto aquí en el centro. De hecho, la semana pasada fue un desastre", explica la joven. Tampoco se arrepiente de haber regresado tan pronto. Como presidenta que es a su vez de Gasteiz On, la principal asociación de comercios de la ciudad, le toca dar ejemplo. Y ella cree honestamente en la necesidad de contribuir desde el sector a la vitalidad de la ciudad, a través del esfuerzo y una alta profesionalización. "Hace diez años pasabas por la calle Dato y veías cómo muchas tiendas que decían que abrían a las diez no lo hacían", ejemplifica, "pero ahora existe un compromiso grande con el servicio y la calidad que se ofrece".
Puede que las actuales vacas flacas hayan obligado a engordar la capacidad de sacrificio, aunque seguramente la tendencia a abrir en agosto no habría seguido yendo a más si no fuera porque muchos comerciantes se han dado cuenta de que les merece la pena. Al menos el 90% de los asociados de Gasteiz On ha trabajado este mes de forma ininterrumpida y, respecto a años anteriores, unos cuantos de los que lo han hecho se muestran más satisfechos con los resultados. "Según las primeras impresiones recogidas, el 50% dice que le ha ido mejor, un 40% asegura que en la misma línea y sólo alrededor de un 10% cree que no le ha compensado", revela Bengoechea. Entre los exitosos, la respuesta del viajero ha tenido mucho que ver. Últimamente, el éxodo de los de casa se compensa con el pujante turismo de interior, "así que si ofreces artículos o servicios que les puedan gustar a los visitantes, haces números y miras si te compensa abrir o no".
A veces, hacen falta pocas calculadoras. Xabi Ortiz de Zárate lleva cinco años liándose la toalla a la cabeza al otro lado del mostrador, tantos como los que su tienda de coloridos complementos arrastra en el primer tramo de la calle Diputación. "Las vacaciones son para los privilegiados...", apunta el joven emprendedor. Y eso que él no se puede quejar. Las ventas de agosto allanan los gastos de actividad al nivel suficiente como para levantar la persiana cada día. La clave está en la estratégica ubicación de Bámbola. "Nos encontramos en un sitio privilegiado, en pleno centro, a un paso de la Virgen Blanca, en una zona por la que pasan muchos turistas", reconoce. Ellos, los viajeros, han sido sus principales clientes desde que finalizaron las fiestas. Casi los únicos. "En torno al 90% de los compradores era de fuera. La mitad españoles, la otra mitad extranjeros", apostilla. Eso sí, ninguno ha aflojado demasiado la cartera. "Compran tonterías, como un foulard, una cartera... Detalles para llevar después a la familia", explica el profesional. Parece que ya tiene ganas de que llegue el curso escolar y, con él, el trajín habitual. Las estanterías rebosan de artículos diferentes a suculentos precios que incitan a aplacar la temida depresión post-vacacional.
La Casa del Bacalao también le pone sal al mes de agosto. Y desde hace ya más de tres décadas. El jefe de Isabel Ugarte decidió mantener la tienda abierta cuando la mayoría de comercios se iba de vacaciones y, con el tiempo, no ha alterado la tradición. "Nos turnamos mi compañera y yo, sin problemas", explica la trabajadora. Obviamente, la clientela habitual pega un bajón terrible. "La gente se marcha de vacaciones, así que no hay tanto trabajo como un mes normal, pero lo que hacemos compensa con los gastos de luz, agua...", apostilla. Siempre hay viajeros que entran en el establecimiento, picados por la curiosidad, "ya que no es habitual ver una tienda monotemática como ésta". Al final, más de uno acaba con el anzuelo en la boca "y se lleva algún producto típico de nuestra tierra". Este año, sobre todo. Isabel ha notado más turistas que en veranos pasados, por lo que no le ha sobrado tiempo para aburrirse. Incluso ha ejercido como guía: "Preguntan mucho dónde se puede comer bien, por sitios de pintxos.. Y les indico.". El penetrante aroma del local sólo ayuda a que la boca se les haga agua.
Isabel atiende con la sonrisa de las vacaciones de julio, como si se hubiera conservado en escabeche. La de Ángel es más fresca. Ayer regresó al trabajo tras tres semanas de descanso, del 4 al 24 de agosto. "Siempre ha sido así, antes de la crisis y ahora", sostiene la cuarta generación de Ferreiro, ese pequeño local fundado en 1890 en la escondida parte trasera de la Plaza Nueva, donde los artículos de acero y metal trepan por las paredes hasta dejarlas sin oxígeno. Este trabajador nunca se ha detenido a calcular si le merecería la pena mantener abierto el negocio o no en estas fechas, pero tiene claro que a lo largo del año gana lo suficiente como para merecerse un parón. "Carpe diem.. Tal vez así saque menos dinero, pero es mi filosofía", insiste. También forma parte de la tradición familiar. "La gente está acostumbrada a que el pequeño comercio cierre en estas fechas, siempre ha sido así. Aunque sí, ya sé que ahora es distinto, pero... No me planteo cambiarlo. No quiero acabar con un infarto como otros compañeros", afirma este terremoto, mientras organiza la trastienda. Tiene mucho que hacer.
Que la vuelta al trabajo sea intensa es buena señal en el sector servicios. Tras el impasse del 2 al 24 de septiembre, Marta Fernández de Jáuregui cruza los dedos para que la semana que acaba de empezar le ponga las pilas. "Aunque septiembre siempre suele ser un mes raro porque la gente vuelve sin un chavo", lamenta la propietara de Katxarritos, a la entrada del Casco Viejo. Las vacaciones ya disfrutadas serán las únicas del año y no se arrepiente de haber bajado la persiana estas tres semanas. "Hace unos cuantos años funcionábamos en fiestas porque servíamos bastante a los bares, pero como ahora usan plástico no podemos suministrarles. Y yo necesito un parón", explica. Su padre le da la razón. Él libraba del 15 al 31, "como mucho, pero a veces ni eso". Y ahora que está jubilado, sigue pasándose por la tienda. A él, como a la ciudad, el comercio le da vida.
Las claves
El sector aprecia una leve mejoría este año y cruza los dedos ante la llegada de la cuesta de septiembre
VITORIA - El nuevo curso escolar está a la vuelta de la esquina y los comerciantes ya asoman la cabeza. Todos confían en que lo que queda de año sea benévolo. Por ahora, la mayoría coincide en que 2014 está dando mejores resultados que el pasado ejercicio. "Es obvio que estamos saliendo de la crisis económica", afirma con contundencia la propietaria de Joyerías Jolben y presidenta de Gasteiz On, Marta Bengoechea. Sus conversaciones con los asociados le infunden esperanzas. También el trajín en su local. Está convencida que ya se tocó fondo y de que el sector ha empezado a escalar, aunque sea con uñas y dientes.
En Bámbola se ha notado una leve mejoría en la caja, aunque el discurso no es tan optimista. "En general, parece que algo se ha movido este año, tal vez la gente está relajada y ha comenzado a gastar algo más, pero yo creo que seguimos metidos en este profundo agujero", opina Xabier Ortiz de Zárate. Cristina, propietaria de la tienda de ropa 4x4, sí ve brotes verdes. Al menos, en la calle Diputación. "En el último año, esta arteria ha cogido mucha vida y se nota más trajín. Además, los ciudadanos saben con lo que cuentan y, en vez de guardarlo, como estaban haciendo hasta ahora, han empezado a sacar la cartera", sostiene esta joven empresaria.
Ángel Ferreiro vive de una clientela fiel, conocedora de la calidad de su servicio tradicional. Tal vez por ese motivo, él no ha percibido esa mejoría de la que otros hablan. "Yo veo este año bastante parecido al pasado. La gente tiene menos dinero, el justo para ir tirando, así que aguanta más hasta que algo se les rompe", explica. En Katxarritos, Marta Fernández de Jaúregi reconoce que "la situación no es para llorar ni para tirar cohetes". Por ahora, saca al mes "lo justo para vivir". Que no es poco. - J.S.
"La mentalidad del buen comercio es estar abierto y esa filosofía pesa cada vez más en nuestra ciudad"
MARTA BENGOECHEA
Presidenta de Gasteiz On
"Necesitamos unos días de descanso y éstos, dado nuestro servicio, son los mejores para parar un poco"
MARTA FERNÁNDEZ DE JÁUREGUI
Katxarritos
"Gracias a que estamos en el centro, en agosto el 90% del cliente es turista. Y hay que aprovecharse de su presencia"
XABI ORTIZ DE ZÁRATE
Bámbola
DATOS
"Llevamos más de tres décadas sin cerrar y así seguimos: podemos hacer turnos y nos compensa "
ISABEL UGARTE
Casa del Bacalao
"Mi abuelo ya cerraba y yo también. Soy de los que prefiere entonar el 'carpe diem' que ganar un poco más"
ÁNGEL FERREIRO
Ferreiro
Fuente: Diario de Noticias de Álava